INTIMIDAD DE LA FIEBRE
viernes, 29 de junio de 2007
"Intimidad de la fiebre", de Neus Aguado (2005)
INTIMIDAD DE LA FIEBRE
lunes, 18 de junio de 2007
Deja volar la pluma en el paisaje (2005)
Domicilios (2005), de José Ángel Cilleruelo
Como ya afirmara Valter Hugo Mãe no toda la poesía de José Ángel Cilleruelo está dentro de lo que se ha dado en llamar "estética de la experiencia", concepto repetida y erróneamente utilizado para definir una parte muy significativa de las tendencias realistas de la poesía española de los años ochenta. Y es que la voz de este escritor catalán -que ha sido acertadamente definido por Dionisia García como "el poeta de todas las ciudades"- fue alcanzando progresivamente su genuina individualidad por la aplicación constante y sistemática de agresivos recursos literarios de caracter innovador, que alejaron su discurso poético de la sentimentalidad neorromántica y acabaron conduciéndole a la marginalidad por parte de sus más antiguos correligionarios de tendencia. Así lo entiende el poeta y gran hispanista portugués Joaquim Manuel Magalhães en el prólogo de los Domicilios de José Ángel Cilleruelo, cuya edición por El Toro de Barro -que para João Paulo Sousa es una de las más importantes de los últimos años realizadas en España- ha querido ayudar a restañar, en la medida de lo posible, ese "lento camino de la desposesión" en que, según Eduardo Moga, se ha convertido con los años el protagonista de esta antología. Bajo el título de El espejo del fondo, hemos recogido en esta página una mínima parte de la obra poética que José Ángel Cilleruelo ha construido a lo largo de los último veinte años.
martes, 12 de junio de 2007
Portuaria, de Aurora Luque (2002)
(Con motivo de la publicación de Portuaria por El Toro de Barro, los poetas y críticos literarios José Andújar Almansa y José Luís García Martín nos acercan a la obra literaria de Aurora Luque, algunos de cuyos poemas publicamos bajo el título de Seda roja del cielo en la boca).
lunes, 11 de junio de 2007
La fiesta de los infiernos (2002)
de Juan José Delgado
El Toro de Barro, Tarancón de Cuenca, 2002.
160 páginas.
Cuando una civilización asume la violencia como un juego y una farsa pintoresca, esa civilización ha comenzado su decadencia. Así ocurre en los carnavales que nos ha dibujado Juan José Delgado en las páginas de esta enorme novela, donde se alquilan campos de concentración con derecho a tortura, palizas, hambre y cámaras de gas. Toda está subversión está dirigida por un personaje siniestro que vive en el manicomio que domina la Isla, y cuyos enfermos son liberados sin reparos por el doctor que los cuida, a la espera de que el contacto con la realidad les libere de su delirio. Ocurre lo contrario: es la Isla la que pierde toda su cordura, y se adentra en la senda de la más absoluta degradación.
¿Qué actitud tomar ante el fenómeno de los totalitarismos? ¿Cuáles son y dónde están los centros de poder que determinan su expansión y progresiva interiorización por parte de las sociedades avanzadas? ¿Puede un grupo humano protegerse de su lento y silencioso avance? Todas estas preguntas sobrevuelan la atmósfera de esta novela coral de la que uno no puede salir indemne, de esta auténtica obra maestra que es La fiesta de los infiernos, una insolente metáfora de Auschwitz: el gran “Auto de Fe” de la novela española contemporánea.
domingo, 10 de junio de 2007
El hospital inglés (2004)
Premio de Cuentos del Ateneo de la Laguna
Ediciones El Toro de Barro, Tarancón de Cuenca, 2004.
64 páginas.
Juan José Mendoza, del que hasta ahora sabíamos pocas cosas, recibe un auténtico bautismo de fuego con la edición de El Hospital Inglés, ganador de la IX edición del prestigioso Premio Ateneo de la Laguna, viene a confirmar a Canarias como el principal manadero del «cuento» español. La gran peculiaridad –la más visible– del autor canario ha consistido en saber elevar sin estridencias los seres del «común» a la categoría misma de lo extraordinario. En efecto; el enorme poder de seducción de algunas de sus composiciones reside en la naturalidad con que Mendoza ha sabido construir un escenario de normalidad escogiendo como protagonistas a seres que jamás merecerían una sola línea de un diario de provincias, y cuyo contexto vital carece de los extremos contrapuntos característicos de esas vidas atormentadas situadas siempre en el límite mismo de la existencia. El ensueño de Gracia, en «La vie en rose», con su aroma a posguerra; la ternísima historia del profesor perdido en busca de una tarima en «La vida que se cumplió», o esa extraña historia de amor –tan cinematográfica– que amasa con sus guiños «El Hospital Inglés», son ejemplos vivos de esa sencilla sabiduría y naturalidad con que Mendoza ha sabido dibujar un conjunto de paisajes realmente conmovedores, llenos de humanidad, de ternura –esa es la palabra– y de melancolía.
Hay, sin embargo, otras piezas, en las que el poder de seducción descansa menos en los personajes que en los puntos de vista escogidos por el autor para el ejercicio narrativo. En algunos casos nos sitúan en el territorio del tormento psíquico de las obsesiones –«Mecánico sueño»– o de la búsqueda –«Cuando sobra la certeza»–; en otros, nos aboca, en el contexto de la violencia de género, al más hilarante de los disparates –«Primavera piso veinte»– en el que el juego entre la verosimilitud –«Olor a naftalina»– y lo poco común –«En Marley’s»– se desarrollan con verdadera maestría narrativa, en todo su esplendor. Y los hay, también –«Amado herido»– en los que el lenguaje adquiere una dimensión poética especialmente adecuada para mostrar la capacidad de atracción sexual generada por una cicatriz. En todo caso, estas evidentes transgresiones de la “normalidad” y las escarbaduras en las zonas “límite” de la experiencia vital, que también se hacen presenten en los cuentos de Mendoza, no abandonan nunca el terreno de lo amable ni son capaces de borrar el impacto de aquellos otros cuentos en los que la trasgresión jamás se realiza, y que son los que, a nuestro juicio, conforman esa rara peculiaridad que hace de El Hospital Inglés un libro realmente inolvidable.
Carlos Morales
(La fotografía de portada, de Ginés Prieto Chaparría, obtuvo el primer premio del Certámen Nacional de Fotografía "Ciudad de Tarancón", hoy denominado "José Antonio Sequí")
miércoles, 6 de junio de 2007
Los días rotos (2000)
En este sentido, Sabas Martín advirtió que “en Los días rotos Juan Ramón Mansilla propone un viaje expresivo qie transcurre entre las fronteras recónditas de la interioridad, el horizonte abierto de los escenarios cosmopolitas y la concreta geografía humana, carnal y simbólica (…), para desarrollar una honda y fundamental indagación del ser ante el tiempo”.
Una obra, en fin, donde “importa tanto la vida como la experiencia literaria, tanto la poesía como las cosas, la palabra como el objeto que nombra” (Francisco Mora).
(Biografía de Juan Ramón Mansilla; Antología poética; Comentarios y reseñas de su obra literaria; Títulos del autor editados por El Toro de Barro)
domingo, 3 de junio de 2007
Estelas (2005)
64 páginas.
Ya no son, como en sus Malos tiempos, los bares atestados de vino y orfandad ni las habitaciones solitarias de un hotel perdido en una carretera de provincias; ahora son las estelas apenas si legibles de un cementerio romano, o la última recapitulación de quienes se enfrentan al momento decisivo o lo rozan con los dedos, los que sirven a la autora para dibujar con extrema sencillez el laberinto de pasiones de unos hombres y de unas mujeres que, habiendo sido de otro, son -también- de este nuestro tiempo. Sin concesión alguna a la retórica, y con un amplio sentido de la musicalidad, Mercedes Escolano se dirige con estos poemas a todos y a cada uno de nosotros para recordanos cuán absurdas son muchas de nuestras ambiciones, y para invitarnos, muchas veces con una deliciosa y siempre sabia ironía, al ejercicio tranquilo de vivir.
Biografía de la autora
http://autores-de-el-toro-de-barro.blogspot.com/search/label/Mercedes%20Escolano
viernes, 1 de junio de 2007
El Dios de la ternura (2005)
De Carles Duarte
Esta pequeña asamblea de poemas que se alza en El Dios de la ternura, es un fiel y sólido reflejo de los rasgos que, en el contexto de la poesía española de los años ochenta, han hecho de Carles Duarte (Barcelona, 1959) un poeta raro y disidente. Las visiones juegan en él un papel expresivo primordial, convirtiendo cada pieza en un verdadero lienzo nacido desde y para la contemplación. Este deliberado confinamiento en las imágenes de la emoción poética, tan característico del estilo literario de Duarte, hace de la suya una poesía atmosférica absolutamente alejada de la terrenalidad, que, más allá de las escasas referencias a la experiencia personal –el amor, el placer o la muerte–, fluye sin apenas ligaduras con las circunstancias inmediatas, como un bucle de aire que se mueve –detenido– en el mismo aire que lo soporta. El poeta se "libera" de las cosas para adentrarse en ellas y reconocerse dentro: he ahí el verdadero camino de una poesía que, como la Carles Duarte, nace desde la contemplación absorta y muda de este mundo para procurar "señales" que permitan al alma individual reconocerse a sí misma como una prolongación panteísta del espíritu de la Creación. Duarte no escribe desde el alma desnuda, pero sí lo hace para liberar el alma de las contingencias térreas que impiden al "yo" vincularse a lo divino que, por definición, es siempre universal. Todos estos elementos atraviesan la obra poética de este poeta catalán que comenzó a gestarse en 1984 con Vida endins, y cuyo lento y reflexivo acontecer nos ha dejado títulos tan significativos y conmovedores como Triptic hebreu, Khepri, El silenci y ese majestuoso El somni que precede y da su fuerza a este hermoso Dios de la ternura.
Carlos Morales
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Poemas del autor:
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Artículos y entrevistas de Carles Duarte:
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